jueves, 13 de septiembre de 2007

La vida a secas


Uno no valora la importancia del recurso “agua” hasta que se rompe un caño en parque Saavedra y su vivienda es parte de los lugares aledaños afectados.
Es mi segundo día sin agua, nunca antes me había dado cuenta que dedicaba tantos momentos al simple ejercicio de abrir una canilla, hasta que el hecho de no obtener el resultado esperado con dicha acción, me hizo tomar conciencia del gran lugar que ocupa en mi vida este fluido cristalino.
Los inconvenientes de la vida sin agua sin estar prevenidos son muchos, a saber: no me puedo bañar; no puedo tomar mate, te, café, nada que se prepare con ella; el botón del baño está deshabilitado, al lavarme los dientes no hay enjuague, lavar la ropa es imposible, se acumulan platos y ollas sucias, no puedo pasar un trapo húmedo en los restos de comida en la mesa, mis manos están pegajosas y no hay remedio, e infinidad de pequeñeces que aportan a mi teoría de la importancia del recurso.
Como si fuera poca carencia, diferentes factores confluyen para que el caso se agrave aún más. Es así como la víspera primaveral se hizo sentir con la mayor intensidad posible, y los últimos dos días se registraron temperaturas muy elevadas.
Las casualidades no fueron pocas, simplemente por poner ejemplos contaré un par de cosas:
Mi amiga que más cerca vive, quien me podría haber facilitado su baño para ducharme no estaba, y tuve que caminar 16 cuadras para cumplir con mi aseo personal.
Es viernes, y casualmente la fecha que vengo mencionando hace 20 días como la que iba a dedicar a lavar la pila de ropa sucia, entre la que están todos mis pares de medias, y la mayoría de las remeras; cuanto el inconveniente prosiga, me veré obligada a usar el disfraz de Minnie Mouse para vestirme.
El día que descubrí la falta, llegué agotada a mi casa luego de 7 horas de ausencia y más de 30 cuadras caminadas, lo primero que hice al entrar fue ponerme cómoda (sacarme las zapatillas, vestirme de “entre casa”) y tomarme lo que quedaba de una Ser citrus, eran las 14 horas y no había almorzado, recién cuando empecé a comer revelé la sequedad en los caños y bajar a comprar bebida no estaba en mis planes, es así como luego de revisar cada recoveco del departamento, el único liquido que encontré fue una caja de Uvita fiesta que quedó de algún encuentro nocturno, y siguiendo el refrán “a buen hambre no hay pan duro”, a tremenda sed, no discrimine el vino aunque fuesen las 15 hs. de un día estudiosamente activo. Me siento obligada a mencionar que después de la suerte de almuerzo, me acosté y dormí hasta el atardecer.
En este momento ya estoy preparada y en mi heladera abundan botellas de agua mineral o facilitadas por alguien que no sufre la carencia, también sepan que tengo baldes para el inodoro y los pises almacenados ya siguieron su destino, pero nada se compara con la comodidad de abrir el grifo y ver correr agua sin inconvenientes. No es un mensaje de greenpeace ni mucho menos, pero valoren el agua!!!
VANINA 7/09/07

2 comentarios:

Francisco Ortiz dijo...

Desde luego. La valoro muchísimo. Cuando, hace algunos años, hubo cortes durante la noche casi me eché a temblar. Si nos la quitan no somos los mismos. Y la valoramos muy poco, en general. Muy equivocadamente. Para mí es un bien y la cuido, y cierro la llave de paso cuando salgo de viaje, miro los grifos. Me lo inculcó mi padre. PD: Busqué el relato de Chandler pero no lo encontré. Me queda la duda de si es una edición hecha en Argentina que en España tiene otro título. Un saludo.

El Club de la Viborita dijo...

sabes cómo te entiendo!! si se me desato una crisis emocional gracias a la falta de agua por casi tres dias (mas otros factores pero desde ya de menor importancia)...
agregaria el cambio de la rutina de la vida...como q uno se acostumbra a ba;arse lo justo, a tomar mate y agua lo necesario, a q la gente se rehuse a visitarlo a uno, que si vienen se prefiera q traigan una botella de agua en lugar de galletitas...
bueno vaninita te dejo un abrazo en dia de truenos jajaj cagona!!!

eli**